BARRANCO DE AZUAJE
Comienza la ruta en el aparcamiento municipal en la entrada a Firgas. Una
vez que sincronizamos los GPS, (Diego, Manolo), cruzamos por la parte sur del
pueblo, hasta la carretera que nos lleva al inicio de la bajada al barranco de
Azuaje. Empezamos a bajar y nos las
prometemos felices pues dicha bajada es cómoda, aunque todos pensamos que todo
lo que baja luego tiene que subir. Una vez que llegamos al fondo, lo abrupto
del terreno inicial se suaviza y entramos en una zona de vegetación, que
afortunadamente se llena de sombra y nos protege de los calores iniciales. Pronto
encontramos una corriente de agua que nos va a acompañar durante casi todo el recorrido.
Todo es muy bonito y hacemos mil fotos para tener un recuerdo del lugar. De
pronto ¡SORPRESA!, nos encontramos con un desnivel de aproximadamente 10 metros
de bajada que en un primer momento dudamos, mas ellas que ellos si vamos a
poder bajar por ahí. Para sortear el desnivel hay instalado un par de cuerdas
de nudos que nos facilita mucho la maniobra, especialmente a los que físicamente
estamos peor preparados. Una vez que estamos todos abajo, sentimos la satisfacción
de haber realizado tamaña proeza. Quedan inmortalizadas las imágenes para la
posteridad. Continuamos por el sendero, ya con cierta sensación de hambre,
buscando el sitio adecuado para parar y reponer fuerzas. Pronto llegamos al
lugar que estábamos buscando, se trata de una especie de merendero con mesas de
piedra que nos sirve para descansar y reponer la energía que ya nos falta a
algunos, además de tener unos momentos de una agradable charla, de nuestras
vivencias, sobre todo profesionales. Al rato reanudamos la marcha pero no mucho
rato, pues el merendero anterior forma parte del balneario que estábamos buscando.
Dicho balneario, que se encuentra en ruinas, según nos enteramos después por
personas que andaban por allí, autóctonos de la zona, dejó de funcionar durante
la guerra civil española. Era un lugar donde iba la gente pudiente de aquel
entonces a tomar aguas medicinales, aún ahora hay por la zona algún pequeño
manantial de agua gaseada, -la famosa agua de Firgas- . Después de echar un
vistazo al lugar, nos disponemos a continuar con la última parte de nuestro
recorrido. No estamos muy seguros del inicio de la salida del barranco y tras
barajar varias opciones, uno de nuestros guías –Dieguito – después de
investigar sobre el terreno nos convence para ir por detrás del balneario hacia
el camino principal. Yo creo que pensó que si fuimos capaces de bajar por el
desnivel anterior, también podemos subir muros, cosa que hicimos con toda la
agilidad que nos permitía nuestro cuerpo serrano. Ya en el camino comenzamos la
subida e intuíamos que no iba a ser un paseo agradable, no solo por la subida de 1 km, sino por el calor que
hacia sin ninguna sombra donde meternos. Por fin llegamos a la carretera donde después de
descansar un rato del esfuerzo realizado, nos dirigimos hasta el aparcamiento
donde nos esperan los coches que nos llevarán posteriormente al restaurante para
realizar la comida correspondiente, donde finalizamos una jornada más de senderismo, ya pensando en
realizar la siguiente.